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El día de hoy, Lindsay Lohan tuvo que preesentarse ante un juez porque actualmente está bajo libertad provisional por haber sido arrestada por manejar borracha en dos ocasiones. Apuesto a que llegó de cruda. Pues bien, LiLo tuvo que aparecer ante la corte porque le habían obligado a tomar unas clases para aprender a controlar el alcoholismo, clases a las que no asistió porque probablemente estaba muy ocupada atascando su nariz de sustancias sospechosas. De acuerdo con la fuente, Lindsay pudo haber sido condenada a pasar un tiempo en prisión por esto, pero aparentemente el juez que le tocó amaneció de buen humor, pues sólo la sentenció a un año extra de libertad provisional para que ahora sí tome las clases y deje de atragantarse en alcohol.
Vaya que tuvo suerte Lindsay, aunque no sé si fue buena o mala. Es decir, por un lado es buena suerte porque podrá seguir libre asistiendo a antros y saliendo hasta la madre de borracha. Y a la vez es mala suerte porque supongo que una parte de ella quería ir a la cárcel de mujeres, porque con eso de que su última relación fue con Samantha Ronson el encarcelamiento vendría siendo como asistir a un buffet para ella. Un buffet de pescado, por supuesto.
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