Resulta que la fallida actriz, fallida cantante y fallida ser humano, Lindsay Lohan es aparentemente más lista de lo que todo mundo imagina, pues el día de ayer se metió a un restaurante y ordenó una botella de champaña (que probablemente se tragó enterita en menos de 10 minutos) y luego, cuando la mesera le llevó la cuenta, ella apuntó hacía Kellan Lutz, quien también se encontraba en el lugar, y dijo que él pagaría la botella. Inmediatamente después, LiLo desapareció como por arte de magia.
En ocasiones anteriores, ya hubieron rumores de que a Lindsay le gusta robarse joyas, pero este es un modus operandi completamente nuevo. Conforme pasa el tiempo, aprende nuevas mañas, así que esperen un día de estos la noticia de que se metió a robar a un banco o que quiere volverse política.
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